Algunas veces me han preguntado que si yo quería ser Abogado

Algunas veces me han preguntado que si yo quería ser Abogado

Algunas veces me han preguntado que si yo quería ser Abogado

Déjenme contarles algo. No recuerdo el día pero fue en el Año 2000, que tome mi primer clase de Derecho en la Facultad de Derecho de la UNAM, la emoción me invadía, pero no podía ni dormir, desperté por hay de las 5 de la mañana, así que sabia que tenia menos de 15 minutos para salir de mi casa, pero esa lluvia que se soltó desde que me dormí y al despertar aun continuaba, me hacía pensarlo, sin embargo, yo quería llegar a mi primer clase, así que rápido me puse mis botitas, pensé, un paraguas o piedras, que me llevo en las manos y era más útil un par de piedras, así que a colgarse la mochila y sin importar la lluvia a salir corriendo, no sin antes tomar un par de piedras, la calle llena de lodo y charcos, por donde se podía caminaba, todo bien, nada mas que un par de resbalones y patinadas, pero justo antes de llegar a la Avenida de las Torres, de entre una jardinera salió un perro grande y negro, muy salvaje y agresivo, que después de un par de ladridos te aventaba una mordida, era donde cobraban valor esas piedras, rápidamente un piedrazo para defenderse otro para asegurar que no regresara ese perrito y lo que nunca fallaba, salir corriendo, antes de que regresara el perrito, al llegar a la avenida, voltear a la derecha a la izquierda, para pasar, justo donde no me gustaba, en lluvia, debajo de las torres de alta tensión que en ocasiones sentías toques al pasar cuando estaba lloviendo, esperar unos minutos el chimeco, que con su característico claxon anunciaba su camino, ese sonido de guerra, que anunciaba un viaje mas al Metro Pantitlán, al pasar debías ponerte listo, porque no frenaba del todo, simplemente bajaba un poco la velocidad y rápido a treparse, pagabas tu pasaje y al buscar tu asiento, sentías los tubos del chimeco fríos, pero rápido buscabas un lugar, mis preferidos eran en el asiento de hasta atrás, justo donde un muchacho iba inhalando thinner, pegamento o solo el sabia que inhalaba, el chimeco avanzaba despacio, con su claxon, calle por calle, hasta que empezabas a ver una niebla blanca que invadía el chimeco, acompañada del olor tan característico, de rio de la compañía, un canal de aguas negras, que siempre atravesabas  por un puente que comunica a Chimalhuacán con Nezahualcóyotl. Un puente que comunica a los de Chimalhuacán con una esperanza de un futuro mejor, un puente con el desarrollo, con el crecimiento, con las ganas y el deseo de salir adelante, era justo en ese momento que el muchacho que venia inhalando algo, brincaba de su asiento, se veía alegre, eufórico, emocionado, atravesaba todo el chimeco y era cuando el cobrador detenía el chimeco entre el puente y las torres y el titular de la unidad el chofer experimentado, ese muchacho que venia inhalando algo, se sentaba en el asiento del conductor, tomaba el control de la unidad y era el momento en el que sabias que debías  sujetarte bien y si ibas como yo, en el asiento de hasta atrás, era cuando empezaba la emoción, el chofer calentaba motores con el ronroneo del motor y comenzaba la aventura al Metro Pantitlán, rápido brincabas por las vías, y en no mas de diez minutos pasabas la Villada, la Sor Juana, la López Mateos, la Neza, La Riva, La Cuauhtémoc, para llegar al trafico de la Calle 7, algo que con peculiar destreza pasaba en unos minutos el chimeco, para llegar al Metro Pantitlán, ya después solo era cosa de subir al Metro, llegar a Copilco y caminar a la Facultad de Derecho, donde volteabas a ver miradas hacia tus botitas, todos tus compañeros con zapatos o tenis, limpios bien boleados, un lujo que los de Chimalhuacán, de esas épocas, no nos podíamos dar, pero lo importante era llegar a la Facultad, sentarte en un asiento y esperar las clases de esos Maestros que poco a poco, te iban formando. Pero bueno. ¿Ustedes creen que yo quería ser Abogado? 

Delfino Vizcaino Vidal

Delfino Vizcaino Vidal

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