El primer encuentro con el CCH Oriente. Valentín González Bautista. Testimonio, Parte II.
Los edificios eran de ladrillo color blanco y se identificaban con las primeras letras del abecedario en mayúsculas. Sus corredores eran amplios, y quedé asombrado por lo grande que era el plantel. Tenía canchas deportivas en la parte de atrás, y conforme pasaron los días fui conociendo la biblioteca, el auditorio, el laboratorio de inglés, el área administrativa, la librería y la cafetería.
Los salones eran amplios y muy iluminados; no había butacas como en mi secundaria; había mesas planas con sillas que se colocaban a su alrededor. También había un pizarrón en cada muro. Los maestros, al dar su clase, utilizaban alternadamente los dos pizarrones.
Recuerdo que el sistema de calificación tomaba en cuenta la participación en clase, la lectura de textos y exámenes. Las clases eran muy dinámicas, ya que se promovía la participación colectiva de los estudiantes; el trabajo en equipo era fundamental. Todos los maestros promovían el debate; se informaba y se comentaban temas de actualidad sobre los problemas económicos, políticos y sociales del país y del mundo. Aprendí cómo había iniciado y terminado el Movimiento Estudiantil de 1968, con la matanza del 2 de octubre; así como la represión y participación del grupo paramilitar llamado “Halcones”, el 10 de junio de 1971.
Formación política y la Cooperativa de Cine.
La orientación y formación política que recibí por parte de los maestros del CCH en los llamados “Círculos de Estudio”, que se promovieron como actividades extra-clase, me vinculó con compañeras y compañeros con intereses afines y orientados a realizar actividades sociales, culturales y políticas; primero, en el campo estudiantil, y luego en las comunidades, principalmente urbano-populares.
En esa época conocí y me relacioné con un grupo de compañeros y formamos una cooperativa de cine que llamamos “Pablo Alvarado Barrera”. El nombre fue sugerido como un reconocimiento y reivindicación a esa persona que había trascendido purgando una condena en la prisión de Lecumberri, por su vinculación con grupos guerrilleros, y resultó asesinado en la prisión. En el mes de diciembre de 1971 ocupamos, sin permiso alguno, un cubículo en uno de los edificios y lo convertimos en nuestro centro de operaciones.
Al principio, los estudiantes que integrábamos la cooperativa éramos Alejandro Padilla Nieto; Rosario Guzmán Mauricio; Alfredo Galindo Manjarrez y Miguel Durango, entre los que me acuerdo, y yo. No elegimos a un dirigente o líder en lo particular; sin embargo, todos respetábamos el liderazgo natural que ejercía Alejandro Padilla, siempre muy serio y formal, muy maduro en todo. Creo que fue el primero del grupo que formalizó una relación de pareja con la compañera Rosario Guzmán Mauricio; nadie más del grupo dio ese importante paso. Rosario hizo una carrera profesional y es muy exitosa. Alejandro ha trabajado en la administración pública federal y es académico en la Facultad de Estudios Superiores Aragón, de la UNAM. Hasta hoy seguimos siendo compañeros y amigos.
Alejandro y Rosario me apoyaron plenamente con sus conocimientos, experiencias y relaciones cuando ocupé la Presidencia municipal de Nezahualcóyotl, que representó el primer gobierno de izquierda de esa municipalidad, en los años 1997-2000. Rosario contribuyó a delinear las políticas públicas municipales en materia de género cuando apenas se empezaba a hablar de ese tema, política pública que fue impulsada por el DIF municipal, cuya presidencia ocupó mi esposa, la profesora María de los Ángeles Galván Hernández.
La cooperativa de Cine “Pablo Alvarado Barrera” organizaba círculos de cine debate en todos los turnos del CCH Oriente. Recuerdo que se exhibían películas como el “El Grito”, “La Sal de la Tierra”, “Redes”, “El Compadre Mendoza”, “La banda del automóvil gris”, “Tiempos modernos”, “El Gran Dictador”, “La Huelga General” y “El Acorazado Potemkin”, estas dos últimas del director ruso Serguéi Eisenstein, entre otras, que nos facilitaba la cineteca de la UNAM, a través de Enrique González Casanova.
Recuerdo gratamente la película china “La Comuna de Tachai”, que también se presentaba en el CCH. Haciendo uso de un proyector de 16 milímetros y con una cámara super-8 a cuestas, la cooperativa llevó cine a las colonias de Ciudad Nezahualcóyotl. No faltaba un vecino que prestara una sábana, y en un muro cualquiera, al aire libre, proyectábamos el material fílmico que llevábamos y explicábamos el tema principal, el contexto social y político, y el mensaje de los guiones. Todo estaba orientado a promover y desarrollar la conciencia de clase y la organización proletaria. Así surgió en la Colonia Evolución el Club Social y Cultural “Ricardo Flores Magón”, organización juvenil que realizó actividades sociales, educativas y culturales en distintas colonias.
La cooperativa de cine también realizó actividades en apoyo y solidaridad a las luchas sindicales y tomas de tierra por parte de campesinos, así como también participó en mítines y marchas estudiantiles. Recuerdo la movilización que se hizo a la Facultad de Medicina de la UNAM, cuando el presidente Luis Echeverría Álvarez visitó el campus y fue corrido por la comunidad estudiantil. Los medios de comunicación y las organizaciones corporativas del PRI hicieron un gran escándalo porque Echeverría había recibido una pedrada en la frente.
Profesores, personajes históricos e iconos de la izquierda
Los sucesos internacionales que ejercieron una gran influencia en nosotros como estudiantes en esa época fueron el triunfo de la Revolución Cubana y el triunfo de las elecciones en Chile, que llevaron al poder al Doctor Salvador Allende, y lo traumático del Golpe de Estado contra el gobierno del presidente Allende, el 11 de septiembre de 1973.
En México, la guerrilla del profesor Genaro Vázquez Rojas y Lucio Cabañas Barrientos eran referencia obligada en nuestros círculos de estudio. Era tal la fuerza de las ideas y toma de posiciones políticas e ideológicas, que en los muros de la biblioteca del Colegio la comunidad estudiantil y de profesores estuvo de acuerdo en que el artista plástico Mario Falcón hiciera un mural gigantesco con la figura de Genaro Vázquez Rojas.
En ese tiempo eran temas obligados el estudio de diversas corrientes de pensamiento y tendencias políticas como el Marxismo-Leninismo-pensamiento Mao Tse-Tung y las que propugnaban el Trotskismo, el foco guerrillero y la guerra de guerrillas del comandante Ernesto “El Che” Guevara, entre otras más.
Un profesor que influyó mucho en nuestra formación académica y política fue Francisco González Gómez, quien coordinaba la Academia de Historia; con él aprendimos mucho. Recuerdo que el profesor González y otros profesores como Miguel Ángel Gallo, elaboraron algunos textos que se prepararon en forma de antologías para facilitar las lecturas a los estudiantes y discutirlas en las clases de historia, como la titulada “De Espartaco al Che y de Nerón a Nixon”, y otra más, denominada “Del Árbol de la Noche Triste al Cerro de las Campanas”,ambas, bajo la editorial Quinto Sol.
De Pancho González, como le decíamos al maestro-compañero, tengo gratos recuerdos por sus enseñanzas y consejos que llegué a pedirle por la confianza que me inspiraba; eran maestros con auténtica vocación que dejan huella en sus alumnos.
Años después nos reencontramos. Yo era presidente municipal y Pancho González era el titular de la Dirección General de Servicios Urbanos, del Gobierno del Distrito Federal. Me ayudó donando unos postes metálicos para el alumbrado público que rehabilitamos y utilizamos para instalar luminarias en algunas avenidas del municipio. También lo vi cuando fue director de la Central de Abastos de la Ciudad de México. Siempre fue solidario conmigo.
Francisco González contendió como candidato por el Partido del Trabajo a la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal, pero decidió declinar a favor del Ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, quien se había postulado por el Partido de la Revolución Democrática (PRD). Como es sabido, el ingeniero Cárdenas ganó la elección en el Distrito Federal y gobernó la ciudad a partir de 1997.
Los Colegios de Ciencias y Humanidades (CCH) se formaron a partir de 1971, durante el tiempo en que fue rector el Doctor Pablo González Casanova. Fue un modelo educativo muy novedoso para la época; el método que se implementó era el de aprender a aprender y poner nuestros conocimientos al servicio de nuestra patria para hacerla realmente soberana e independiente.
En el CCH Oriente recibimos una educación para luchar contra las injusticias y las desigualdades sociales. Las autoridades educativas, el personal académico y los estudiantes éramos todos compañeros y nuestra misión era la misma. En el CCH Oriente de aquellos años, la educación tradicional fue perdiendo vigencia. Era tal la actividad, el entusiasmo, el compromiso y la politización que vivimos que hasta un “auto-gobierno” tuvimos, eso sí, nunca faltó la música de protesta, la música latinoamericana.
El CCH fortaleció los valores que recibí de mis padres: respeto, trabajo y honestidad. Me dio una formación social, una concepción del mundo y una conciencia política para incidir en la transformación de mi comunidad y de mi país.
Gracias al CCH Oriente tomé decisiones que encausaron mi vida: elegí la carrera de Economía; fui docente y después servidor público en la Secretaría de Comunicaciones y Transportes por 15 años; fui presidente municipal de Ciudad Nezahualcóyotl; diputado federal en dos legislaturas, y en tres ocasiones diputado local, por el estado de México y fui dirigente de la Unión General de Obrero y Campesinos de México (UGOCM).
Formé una familia con María de los Ángeles, quien ha sido mi compañera durante más de 42 años; tengo hijos y nietos, que son mi soporte y mi orgullo.
A 50 años de distancia, sigo siendo orgullosamente ceceachero y UNAM.
Febrero 20, de 2022.El primer encuentro con el CCH Oriente. Valentín González Bautista. Testimonio. Parte II.