La actitud indispensable para filosofar

No puedo enseñar nada a nadie, solo les puedo hacer pensar.

Sócrates.

Los hechos y las verdades.

La filosofía, loable al conocimiento del ser humano, siempre está en busca de la interpretación de los fenómenos de toda índole que el hombre puede vislumbrar en la metafísica.

El filósofo ostenta la virtud de interpretar su entorno a partir de su posibilidad “distinta” de abstraer e interpretar la “realidad” como algo palpable, observable y muy seguramente, fuera de su alcance. De ello lleva a cabo su forma de vida, debe tener la apertura para entender a los hombres, así como a las cosas materiales que en su entorno son. En su despreocupación, está activo, pensante, interesado en la búsqueda de más preguntas que respuestas.

Para filosofar se debe ostentar conocimientos fundamentados en las ciencias naturales, en las ciencias sociales, en las ciencias de la cognición, con sus métodos inductivo, deductivo y el muy olvidado abductivo.

En consecuencia, la conjunción del filosofar y el fundamento científico tienen que dar sentido razonado para poder expresar ideas y sustentarlas para así, por otros hombres, sean tomadas por verdades a comprobar.

Cada individuo con su particular forma de disertación, así como su retroalimentación tiene que ir haciendo constructos que lleguen a una contundencia a corto o largo plazo, según quien pueda definir su longitud.

Tratando de ejemplificar, hablaré de los presocráticos, es manifiesto que coinciden en que el universo es cíclico, origen y destino. En una lucha constante de contrarios, en donde el ciclo no se cierra dado que siempre triunfa uno sobre el otro. Entienden a la “justicia cósmica” que los dioses son hombres, son humanos más fuertes, más superdotados con poderes, pero no son los creadores del universo.

De Sócrates, entiendo a la mayéutica como una gran herramienta o como lo es la dialéctica, la semántica, la espiritualidad, los valores, la ética, la moral, el amor. Complementos de cómo formar a un hombre en un ser social.

Hoy puedo decir que la actitud de cada ente es indispensable para filosofar.

Con lo anterior afirmo:

El hombre es un complemento entre el espíritu y la materia, su alma es espíritu, su cuerpo es materia, similar en naturaleza a los animales no racionales, como ellos tiene cuerpo, pero es más que un animal, él tiene una energía inmortal.

El alma y el cuerpo se funden en una sustancia completa que es la entelequia humana, el equilibrio entre la parte espiritual y la parte material, opuestos complementarios, al igual que el padre sol y la madre tierra. El hombre es el vínculo entre el cielo y la tierra, es la racionalidad y la irracionalidad a la usanza de un toroide, esto, el significado de la naturaleza.

El hombre es un ser con una inteligencia loable, y además reafirmo, posee una capacidad indiscutible para adaptarse a los cambios que se generan. Su grandeza va más allá de las majestuosidades reflejadas en cada cultura y en toda su idiosincrasia, porque deja huella para las generaciones que le proceden.

Los hechos y las verdades:

Los hechos en su conjunto le llamamos historia, estos suceden todo el tiempo.

En el momento los hechos son interpretaciones sociales, los cuales tienen su origen no en el hecho mismo, sino en su interpretación, los medios de comunicación, los medios electrónicos los interpretan, por ende, tienen una importancia fundamental; son ellos los que nos dicen de manera suave, por ejemplo, cuales son las modas o el cómo tenemos que hablar. Es por ello que el poder económico tiene a los medios de comunicación, a los medios electrónicos, atreves de los cuales impone su voluntad.

Amigos la verdad no existe, pues es el poder quien la impone, impone su visión de la realidad. Recuerden impone su sentido común.

La sociedad, el pueblo tiene que “hacer” su otra verdad que la enfrente, tiene que haber un choque de “verdades” para así mirar a la realidad atreves de una lucha de hechos.

Si no lo cree así, mire los memes publicados por los “fifís” en contra de los “chairos”. De los “chairos” en contra de los “fifís” siempre en torno de la 4t.