La ciudadanía se moviliza en defensa de sus derechos democráticos.
Telésforo Nava Vázquez
Después de la gran concentración del 13 de noviembre del año pasado en el Monumento a la Revolución, la ciudadanía de nueva cuenta el 26 de febrero se volcó a las calles para refrendar su disposición a defender sus derechos democráticos. La movilización atestó impresionantemente el Zócalo hasta el tope y saturó las calles aledañas, así de facto también proclamó que nadie debe arrogarse el monopolio de la movilización y mucho menos del llenado de la Plaza de la Constitución, como ha dragoneado el presidente López Obrador. Eso mismo creía el PRI antediluviano, partido que se sentía dueño del histórico lugar, pero los estudiantes del 68 desacralizaron ese espacio, con movilizaciones masivas se lo arrebataron y lo reintegraron al pueblo, quien en adelante ha hecho uso del mismo, pero aún con mucho jaloneo del priismo que desde el poder se resistía a aceptar que ese espacio es de todo México. A aquellos osados jóvenes les costó cárcel y sangre, pero los que aún viven han podido apreciar los frutos de sus luchas. Y los que ya no viven, como el Mío Cid después de muertos sigue ganando batallas.
Los gobiernos priistas de antaño con la violencia bruta pretendían inhibir las movilizaciones, hoy Morena y su jefe máximo, actual presidente de la república, lo hacen con una violencia verbal difamatoria sin límite alguno que a diario la practican. La sala de las conferencias presidenciales matutinas es una especie de tribunal y paredón, donde solo el presidente tiene derecho de palabra como fiscal autoritario, y con su metralla verbal condena y ejecuta, sin que la víctima tenga el derecho de defensa.
En ese tenor desde Palacio Nacional se tira la línea que de inmediato los feligreses la recogen y la propagan: sobre la concentración del 26 de febrero desde Palacio Nacional, sin ningún rubor, se aseguraba que era para defender a García Luna, y que la misma era convocada por la peor escoria de la vida política según el vaho mareador exhalado desde la presidencia; que quienes fueran a la marcha lo harían para defender los privilegios, para que regrese la corrupción al poder (como si algún día se hubiera ido); en ese tenor se saca a relucir a los impresentables Fox, Felipe Calderón, Martha Sahagún, y tutti quanti. Cuando el inquilino de Palacio se enteró que el ex ministro de la Suprema Corte, Dr. José Ramón Cosío, iba a ser uno de los oradores, de inmediato desde su púlpito mañanero espetó “es un corruptaso”, ejecución sumaria. Por arte presidencial quien sea es convertido en basura, se le denigra, se le nulifica y se le fusila. El dedo flamífero de antemano condenó al averno a quienes decidieran presentarse en la concentración. El Rey Midas bizarro. Lo deleznable es que la neta política es palabra presidencial. Se esparció porquería para enlodar e intimidar con el fin de que la ciudadanía temerosa no se atreviera a ir a la Plaza de la Constitución.
Y sin embargo… la ciudadanía se movió. La cita era a las 11 de la mañana, horas antes la marea humana avanzaba por las calles que desembocan en la Plaza Mayor, que vienen del norte, del sur del oriente y del poniente, en grupos grandes y pequeños, en parejas y en familia, con bastón o en silla de ruedas, algunos con niños, con bebés en brazos o carreola, todos tienen como meta entrar al Zócalo, muchos no lo lograrán porque desde una hora antes ese espacio se satura. Quienes desde el templete empiezan a animar a los asistentes, a informar cómo va la movilización en la Ciudad de México y en más de 100 ciudades del país, e incluso en ciudades de otros países. Se pide a los concurrentes que traten de juntarse más, de compactarse para que algunos de los que están varados en las calles contiguas puedan entrar. El calor se intensifica, el sol quema despiadadamente. Las enormes pantallas que se han colocado en algunas esquinas, con un potente sonido, dejan ver un Zócalo súper llen, y a las calles aledañas con una impresionante masa ciudadana compactada y firme. Se grita a todo pulmón: LA DEMOCRACIA NO SE TOCA. EL INE NO SE TOCA. SUPREMA CORTE A TI TE TOCA.
Las provocaciones no faltan, en las calles adyacentes y en el Zócalo han pegado carteles difamatorios. En el edificio del Congreso de la Ciudad de México que se localiza, plancha de por medio, frente a Palacio Nacional despliegan una enorme lona con el logo del PAN y una fotografía de García Luna. La indignación y los chiflidos no solo son de panistas sino de casi todos los asistentes, la lona caerá desgarrada. La cultura de la provocación priista sigue vigente, gracias a Morena que es su heredera.
En mi crónica de la concentración de noviembre subrayé que en lo esencial su composición era clasemediera, en todos sus estratos, que en especial destacaba la presencia masiva de académicos universitarios. Todos ellos clasemedieros vilipendiados constantemente desde el tribunal de Palacio Nacional: fifís, arribistas, aspiracionistas, corruptos, promotores del regreso de la corrupción, y un sinfín de milagros que la furia y el resentimiento presidencial les ha colgado como sambenitos para señalarlos y que sus seguidores los persigan y no los dejen en paz en las redes sociales. Esa ilimitada furia de la agresión presidencial ha movilizado y sacado a las calles a la clase media, una de sus víctimas preferidas. Ella que en las movilizaciones contra el desafuero en 2005, en las campañas de 2006, 2012 y 2018 masivamente apoyó a AMLO. Los académicos que activaron para finalmente coadyuvar a llevarlo a la presidencia, hoy son de los más activos promotores de las concentraciones en defensa de la democracia, de la organización de foros para discutir la nueva situación. Sobresalían en noviembre y nuevamente están presentes el 26 de febrero. Vueltas da la vida, AMLO ha dicho adiós a ese enorme apoyo, como ha hecho y sigue haciendo con otros. Ricardo Monreal asegura que ella representa un tercio de la votación nacional.
Pero el 26 de febrero también llegan grupos, familias y contingentes populares, cuyos integrantes con mucha enjundia se suman a los coros en defensa de la democracia y del INE. Se trata de una movilización clasemediera popular muy heterogénea, que en mucho fue promovida por las mañaneras que ya asemejan a una especie de Santa Inquisición con un peculiar Torquemada.
Apenas se anunció la concentración del 26 de febrero, rayos y centellas empezaron a brotar a borbotes desde Palacio Nacional. Al igual que en noviembre la primera iniciativa oficial en contra fue convocar a la contraconcentración para el 18 de marzo, para cuya magna realización ya está a disposición todo el poder y recursos del Estado. La herida presidencial nuevamente está supurando, pareciera que la estaca que le quedó clavada en el pecho el 13 de noviembre causó infección, y el 26 de febrero se hundió más.
El Jefe de Morena buscando mitigar el profundo dolor que le quedó el 26 de marzo, con ese fin en la mañanera del lunes 27 dedicó 37 minutos a denostar la movilización, mostró fotografías de los supuestos promotores y líderes de la movilización, los peores villanos (para enlodar y denigrar a la movilización, tratando de amortiguar las ondas sonoras que está esparciendo) de quienes ya se pegan carteles, sólo faltó que les pusiera SE BUSCAN. La línea empezó a ejecutarse, las redes oficiales se súper han activado, multiplicando la porquería que se esparce desde Palacio. Sus plumas y moneros de la prensa se autodenigran repitiendo a coro esa línea que les tiran, con tal de halagar al Jefe. Solo falta que fieles vestidos de guinda salgan a golpear a opositores, a algunos de ellos y ellas ya se les insulta a gritos en las calles, amén de en las redes.
Ya no se aseguró que la asistencia fue de doce mil, no pueden tapar el sol con un dedo sin dejar de hacer el ridículo, la Alter Ego emitió la cifra oficial: noventa mil, afirmando que son los que caben en el Zócalo, pero cuando en otras ocasiones da cifras de las tocadas que ahí organiza, calcula más de 300 mil asistentes. Vaya objetividad de la científica. El Jefe malferido, el lunes públicamente tuvo que aceptar que se llenó el Zócalo, pero de inmediato agrega, ahhhh pero nosotros (Yo) lo llenamos 60 veces. Carajo, Palacio nunca pierde y si pierde arrebata.
La prensa internacional que dedicó incluso primeras planas a la concentración mereció los insultos presidenciales, se puso en la picota a The Wall Street Journal, “ese y otros periódicos protegen a las mafias económicas del mundo”. No hay límites ni proporciones a la megalomanía, se piensa que todo el mundo gira alrededor de Palacio Nacional.
Además, previendo que el Plan B de la reforma electoral sea derrotado en la Suprema Corte de inmediato inició la ofensiva contra el Poder Judicial, en especial contra la Corte (cuyo control perdió al no poder imponer como Ministra Presidente a la impoluta Yazmín Esquivel), y con mayor rabia contra la ministra presidente, Norma Piña, a la que busca atascar con todas las difamaciones posibles: “apenas llegó la nueva presidenta y se desata una ola de resoluciones a favor de presuntos delincuentes”. Juicio sumario, juzgada y fusilada. Ya en las redes sociales se han visto repercusiones, una persona presenta un dibujo de la ministra, una cartucho para pistola y un letrero: la solución. Qué sigue.
La ciudadanía está movilizada, pero aún no se ve el diseño de una alternativa política programática que la oriente hacia el 2024, que desde la izquierda responda a los intereses de las grandes mayorías. No es suficiente quedarse en la defensa de los derechos democráticos y del INE, eso solo puede ser el inicio. Si ese vacío se mantiene, otros lo llenarán y no precisamente los de Palacio, pues desde ahí se han generado enemigos por todos lados, algunos de los cuales ya están muy activos.