¿Te caí Nezahualcóyotl? /2da Parte
Por Norberto El Herrera
En relación al poema “amo el canto del cenzontle” que se está analizando, podemos señalar que, irónicamente y a favor de Nezahualcóyotl, sea el hecho de que el poema no sea de él. Analizando el texto, puedo decir, que no es de Nezahualcóyotl, en razón de su expresión lingüística, y por su carencia de alegoría, de símbolo y de significado cosmogónico, el poema en su conjunto es muy simple y carente de profundidad espiritual, como suele ser la obra su obra.
“Amo el color del jade”. Es un verso muy simplista, poco imaginativo, carente totalmente de símbolo. El Jade es un símbolo en la cosmogonía anahuaca, representa la belleza de las cosas, y simboliza principalmente, lo precioso de las aguas cristalinas, las aguas puras de vida, el espíritu de donde brota el aliento vital. El jade es por excelencia, símbolo del Espíritu y del agua primordial; no es el simple color del jade que atrae a Nezahualcóyotl, sino la trascendencia y la elevación espiritual.
“y el enervante perfume de las flores”. En ningún poema, Nezahualcóyotl habla del aroma o del perfume de las flores, ni habla del canto de las aves, solamente habla del canto del pájaro Quetzal, sinónimo del ave de plumas doradas. Dice, por ejemplo, en un poema: “¿De dónde provienen las flores que embriagan al hombre? ¿El Canto que embriaga, el hermoso canto? Y luego, el mismo contesta: “solo provienen de su casa, del interior del cielo, solo de allá vienen, las variadas flores”. A través de los cantos y las flores, Nezahualcóyotl expresa la manifestación de la Deidad en contacto con el hombre y los potenciales del hombre que entra en contacto con la deidad. El hombre en vías de encontrar a Dios y Dios en vías de encontrar al hombre. La flor se entrelaza, se entreteje con el canto (como en la malinalli, como en el ADN): “dentro de ellas canta, dentro de ellas gorjea el ave de quetzal”. Por eso las flores y los cantos provienen del interior del cielo, es decir, provienen del interior de nosotros mismos. Las flores y los cantos simbolizan la belleza, la bondad y la verdad, cualidades o elementos que conforman el amor, y que a su vez, constituyen las manifestaciones que el ser humano conoce de Dios, “Dios es amor” (todo esto lo explicamos más ampliamente en el libro “Yoyontzin dentro de ti canta, se manifiesta “El Dador de la Vida”, de Norberto El Herrera).
Otros ejemplos de las expresiones sobre las flores y el canto que aparecen en los poemas de Nezahualcóyotl son los siguientes:
- “Elevo a la altura el canto de aquél por quién todo vive”
- “Canto festivo ha llegado viene a alcanzar al sumo Arbitro (al Supremo), tómense en préstamo valiosas flores”.
- “Las bellas flores de maíz tostado están abriendo sus corolas: hace estrepito, gorjea el pájaro sonaja de Quetzal, del que hace vivir todo”.
- “Soy Yoyontzin, solo flores anhelo, ya recojo flores valiosas, ya corto flores de amistad”.
- Sólo con nuestras flores démonos placer, solo con nuestros cantos valla desapareciendo nuestra tristeza”.
- “No cesarán mis flores, no cesarán mis cantos”.
Como se puede apreciar en estos ejemplos y en toda la poesía de Nezahualcóyotl, los cantos hacen referencia a una manifestación divina, y la única mención sobre el canto de las aves, es la del canto del “ave sonaja de Quetzal”, o “del ave de plumas doradas”, es decir, de Quetzalcóatl, el creador del universo, del dador de vida, el que existía antes de que el universo existiera, el que seguirá existiendo después de que el universo deje de existir.
Todo lo que es bueno, bello y verdadero proviene de la Deidad, es la forma en que la Deidad se expresa, se hace presente, se hace visible, es como en la geometría sagrada. En las flores están presentes las dos realidades, la material del hombre y la espiritual de la Deidad. Cuando estos mismos elementos se manifiestan en el ser humano desde su interior, y se exteriorizan, es decir, se expresan, se hacen presentes en el contacto con la vida cotidiana, hay un contacto en el ser humano de su realidad material con su realidad espiritual, entonces hay plenitud de gozo, hay renacimiento (soy Yoyontzin, he renacido), entonces, “dentro de ellas canta, dentro de ellas gorjea el ave de quetzal”.
La flor simboliza belleza, bondad y verdad, de esta forma se establece que invariablemente, la auténtica belleza es a la vez buena y verdadera, en este sentido la bondad de la deidad, siempre está asociada a la atractiva belleza del arte, y a través del arte y la filosofía, el ser humano de mente material, es inducido a la contemplación de las realidades espirituales. La flor es símbolo del corazón espiritual, el corazón que florece, es la razón de que la Deidad pida corazones florecidos (como en el manto de Guadalupe).
Por eso bajo mi análisis y mi interpretación personal, Nezahualcóyotl, no pudo exteriorizar una expresión tan sencilla, tan simple, tan literal, como amar el aroma o el “enervante perfume de las flores”. Nezahualcóyotl por el contrario, pretende cantos y flores que jamás se marchiten.
- “Soy Yoyontzin”
Continuará…